El pasado mes de marzo, la prensa economista finalizó el mes anunciando la tasa de inflación más alta desde 1985: un 9,8%. España está acostumbrada a permanecer en el podio de las tasas de inflación europea más elevadas pero no con cifras tan alarmantes.
Esta cifra se debe a la subida del precio de la luz y los precios del gas, ambos ligados paralelamente puesto que, cuando uno sube, el otro también lo hace y viceversa.
Esta subida de combustible energético se debe, en gran parte, por la guerra en Ucrania y la dependencia de los socios europeos por el gas ruso.
Por otra parte, en los próximos meses veremos si Argelia veta a España por esta venderle gas argelino a Marruecos cuando ambos países africanos no tienen buena relación. Este veto podría suponer una prolongación de una tasa alta de inflación.